domingo, 19 de agosto de 2012

Presentación

FACULTAD DE EDUCACIÓN
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN

Curso Magistral: “Las competencias en el contexto de la gubernamentalidad neoliberal”

Olga Cecilia Díaz Flórez[1]
Miércoles (5 – 8 p.m.)

El curso magistral se organiza en relación con los desarrollos de la tesis doctoral “Las competencias como tecnología de gobierno neoliberal: consentimientos y contraconductas en la educación superior” (Díaz, 2013).
El interrogante organizador del curso magistral es el contexto histórico en el que el discurso de las competencias se asumen como problemas y aparecen como objetos de pensamiento que dan lugar a tecnologías o programas específicos de regulación social y por ende van configurando regímenes de verdad –veridicción y jurisdicción– en el marco de una gubernamentalidad que enfrenta diversas actualizaciones.
El objetivo central del conjunto de conferencias es tematizar y analizar el ejercicio de gobierno que contemporáneamente se promueve en el campo de la educación superior, particularmente desde las prácticas discursivas promovidas por las políticas sociales y educativas; a la vez que identificar las afectaciones y oscilaciones que estas estrategias de gobierno producen desde los consentimientos, adecuaciones, adaptaciones, acomodaciones y, en general, el tipo de agenciamientos moduladores de la subjetividad que se configuran desde las recontextualizaciones del discurso de las competencias, así como las expresiones de los antagonismos y contraconductas que son promovidas en las luchas de los actores y las comunidades educativas.
Así, desde la investigación que se presentará en esta cátedra se buscó, por una parte, reconocer la manera cómo se actualiza y renueva una cierta racionalidad desde las prácticas promovidas en el ámbito de los macropoderes, en particular aquellas prácticas discursivas en torno a los cuales se va definiendo el imperativo de la formación del capital humano y del ser competente; e igualmente, tematizar aquellas prácticas discursivas que en calidad de micropoderes configuran los consentimientos o las contraconductas que intentar subvertir este orden discursivo que se pretende generalizar. A través de ellas, se reconocen diversas maneras de asumir los modos de gobierno contemporáneos, en las que los sujetos siguen actualizando heterogéneas formas de ejercicio de poder frente a las maneras como queremos/podemos ser conducidos, y conducirnos a nosotros mismos. Al asumir las competencias como tecnología, se destaca el carácter estratégico de las prácticas discursivas que las han promovido en el campo de la educación, es decir, el modo en que éstas operan en el interior de un entramado de relaciones de poder. Por ende, en tanto una de las tecnologías que ha cobrado mayor relevancia como eje articulador de las políticas, se asume que se configuran como medios calculados a través de los cuales se aspira a cumplir determinados fines u objetivos, ya no sólo en la educación sino en la vida social y personal.
Desde una perspectiva general, el abordaje de estas problematizaciones se vinculó con entender ¿cuáles son las características de la racionalidad política que se ha configurado históricamente, que se ha renovado y que en la actualidad se privilegia en las políticas sociales y educativas? ¿Qué lugar ocupa la educación y la universidad en esta racionalidad? las prácticas discursivas de las competencias ¿cómo se articulan a estas orientaciones?
Las conferencias a desarrollar son las siguientes:


1. La gubernamentalidad neoliberal: las formas de gobierno individualizante y sus transformaciones. (Agosto 20)

En ella caracterizaré históricamente dos dinámicas, desde la novedosa lectura histórica que nos ofreció Foucault (2007) en el “Nacimiento de la biopolítica”: El proceso de constitución de la gubernamentalidad liberal y la crisis del liberalismo y su renovación neoliberal.
En esta primera conferencia me interesa situar las propiedades de esa racionalidad liberal que fue configurada desde el siglo XVIII, y que obedece a la necesidad de responder a cierto tipo de problemas relacionados con fenómenos propios de la población: salud, higiene, natalidad, longevidad, razas, educación. Tales problemas van a ser condensados en lo que el Foucault denominará gubernamentalidad liberal, como nueva razón que se orienta a “regir la conducta de los hombres en un marco y con instrumentos estatales” (2007, p. 360). Lo característico de este arte liberal de gobernar –y ahí radicará su novedad– es que actúa con la regla interna de economía máxima, cuyo principio central será “siempre se gobierna demasiado”.
Este nuevo tema-programa no opera en el contexto de un proyecto de sociedad enteramente disciplinaria y normalizadora, que excluya lo no normalizable; por el contrario, se caracteriza por la optimización de los sistemas de diferencias que dejan libre el campo a los procesos oscilatorios, en los que se concede tolerancia tanto a los individuos como a las prácticas minoritarias, y en los que la acción no recae sobre los participantes del juego, sino sobre las reglas del juego; por ende, las intervenciones no son “del tipo de la sujeción interna de los individuos, sino de tipo ambiental (Foucault, 2007, p. 303). El liberalismo se configura así como un “instrumento crítico de la realidad” –lo cual explica para el autor sus recurrencias y su polimorfismo– que ha logrado mantener una asimetría en las relaciones políticas y económicas[2]. No sólo busca encontrar la “justa medida” que haga posible la competencia –entre Estados y entre sujetos– sino también el mantenimiento de unas regularidades, a partir de la reflexión sobre sus propias prácticas, y cuyo criterio central no es su condición de legitimidad/ilegitimidad, sino su capacidad de éxito o fracaso –filosofía utilitarista que desde el siglo XIX engloba y define los límites del poder público.
Las nuevas acciones de este renovado estilo de gobierno, se centran en crear una estructura competitiva que garantice la regulación económica sin el intervencionismo estatal. Estas acciones ya no son directas sobre la economía –como hizo el Estado de bienestar– sino que son reguladoras y ordenadoras, en tanto buscan crear condiciones a priori para garantizar el buen funcionamiento del mercado, y por ende actúan sobre los ámbitos estructurales que funcionan como condición de posibilidad para una economía de libre mercado. La intervención gubernamental se centra en una política de marco formulada por los ordoliberales: “población, técnicas, aprendizaje y educación, régimen jurídico, disponibilidad de tierras, clima” (Foucault, 2007, p. 174); elementos no directamente económicos sobre los cuales se debe intervenir, pues son las condiciones en las cuales será posible hacerlas funcionar como y en un mercado[3].
Este programa neoliberal se completa con la intervención en la política social que se hace equivalente a crecimiento económico, distanciándose de los principios formulados por la economía de bienestar, considerando que ésta no debe orientarse a compensar los efectos de los procesos económicos, pues la regulación económica no se logra a través de la igualación, sino a través de un juego de diferenciaciones propio de cualquier mecanismo de competencia. Su función es permitir que el juego económico sea el regulador general de la sociedad, que busca ya no garantizar el mantenimiento de un poder adquisitivo, sino un mínimo vital a quienes no pueden asegurar sus condiciones de existencia.
Estas nuevas intervenciones gubernamentales no son menos activas, densas, frecuentes o continuas que en otras formas de gobierno, sino que cambia su punto de aplicación: no centrada en intervenir sobre los efectos del mercado, sino en la constitución de un regulador de mercado general sobre la sociedad. Se procura así obtener no “una sociedad sometida al efecto mercancía, sino una sociedad sometida a la dinámica competitiva. No una sociedad de supermercado: una sociedad de empresa” (Foucault, 2007 p. 182). Y con esta expansión de la empresa se va a producir la proliferación de “los centros de formación de algo semejante a una empresa” (Ibíd., p. 187) que va a requerir y demandar una multiplicidad de instituciones judiciales y de arbitrajes jurídicos. Sociedad judicial y sociedad ajustada a la empresa, se constituyen así en las dos caras de este arte neoliberal de gobernar.


2. Actualizaciones y expansiones del gobierno neoliberal en la contemporaneidad y sus afectaciones en la Educación Superior. (Septiembre 10)

Con Foucault asumimos que el neoliberalismo no es simplemente una renovación del liberalismo económico, sino un arte de gobernar, producto de un régimen de verdad y una serie de contingencias que crearon sus condiciones de posibilidad, expansión y consenso, el cual se caracteriza por unas maneras de dirigir las conductas en el marco de unas formas de administrar la libertad y de configurar nuestro ser individual y social. El autor nos ubicó, precisamente, en la racionalidad política que se fue constituyendo a través de un conjunto de prácticas del ejercicio del gobierno, basadas en la autocrítica tanto de los medios como de los efectos, sus posibilidades y la legitimidad misma de su proyecto, que justifiquen la existencia del Estado y sus formas de relación con la sociedad.
Y atendiendo al carácter de instrumento crítico de la realidad, el liberalismo se ha procurado reformar, racionalizar, ajustar a través de la transformación, adecuación e incluso, disminución de sus pretensiones. Desde mediados del siglo XX logró su actualización a través del neoliberalismo alemán, francés y norteamericano y más recientemente, ha enfrentado nuevas crisis que se intentan resolver a través de diversas estrategias.
Desde la concepción de la crisis, se opta por reconocer el juego constituido-constituyente, que inspira la construcción de estos análisis: las crisis de las prácticas de gobierno hacen posible tanto la cualificación de las modalidades de conducción existentes, como la configuración y expresión de subjetividades desobedientes; contraconductas que, al decir de Hardt y Negri (2009), surgen en la “necesidad de instituir y gestionar un mundo de riqueza común, concentrándonos en y expandiendo nuestras capacidades de producción colectiva y autogobierno” (p. 15).
La pertinencia de situar estas lecturas sobre las mutaciones del neoliberalismo, se vincula de una parte, con dotar de sentido el análisis sobre las nuevas regulaciones y prácticas que en la actualidad se agencian en la educación superior y la universidad, especialmente desde la manera como se concibe la relación entre educación y trabajo, y con ella, los tipos de constitución de subjetividad en que se pretende encauzar a los agentes educativos desde distintas prácticas de formación. De otra parte, también interesa reconocer como en las formas contemporáneas de producción y acumulación capitalista que intentan sistemáticamente capturar y privatizar los recursos y la riqueza, también se hace posible, e incluso se demanda, la expansión de lo común. El uso de este potencial de creación individual y colectiva, se puede ver fortalecido en dos vías: tanto ampliando los márgenes de libertad, como favoreciendo el acceso abierto a lo común, especialmente en sus modalidades comunicativas y sociales: redes, bancos de información, circuitos educativos y culturales. En esta condición dual estriba también el carácter de lo que significa un dispositivo, tal como lo dilucidó Deleuze (1995) releyendo la obra de Foucault: “las diferentes líneas de un dispositivo se reparten en dos grupos, líneas de estratificación o de sedimentación y líneas de actualización o de creatividad”. (p. 161)


3. Transformaciones en las políticas sociales y educativas: estrategias flexibles para fortalecer las prácticas neoliberales de gobierno (Octubre 1)

En esta conferencia intento ofrecer algunos elementos de análisis frente a las preguntas más generales en que nos centró la obra de Foucault: ¿Qué significa gobernar eficazmente la conducta de otros? ¿Qué medios técnicos han de aplicarse razonadamente para que las personas se comporten de acuerdo con unos objetivos trazados de antemano?

- De las respuestas únicas al pragmatismo experimental y heterogéneo: enfoques amistosos con el mercado
- Las prácticas de gobierno flexibles: marcos optativos y vías diferenciadas para lograr los objetivos
- La adaptación al cambio en las regulaciones de las políticas en la educación superior: “menús a la medida”
- Políticas para la educación superior colombiana: programación flexible y de gestión de riesgos orientada a sostener el nivel del juego alcanzado

A través de esta caracterización histórica se tematizan las transformaciones impulsadas en el campo social y educativo, a partir de la identificación de los discursos que dan forma a una manera particular de asumir estas intervenciones gubernamentales que buscan encontrar su “justa medida”, transitando de un énfasis en el consenso y en la eficacia de las intervenciones, a un pragmatismo gradual y heterogéneo que privilegia las estrategias “amistosas con el mercado”. Tales orientaciones son discriminadas para el campo de la educación y la educación superior, destacando las características principales de estas regulaciones: su acento en la adaptación al cambio a partir de un menú de “opciones deseables”; la preocupación por lograr que los sujetos mantengan el nivel del juego alcanzado; y, en el que se promueve el autogobierno, basado en prácticas flexibles que simulan la conquista de mayores niveles de autonomía, y, que opera en el marco de un principio central “el mercado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde sea necesario”.


4. Las competencias en la educación superior: tecnologías de gobierno para la gestión de la capacidad de agencia. (Octubre 22)

En esta conferencia se profundiza en los cambios en las reglas del saber, a través de la performatividad[4] en la cual se instala y afina el discurso de las competencias y en el lugar atribuido a este discurso; se identifican conjuntos de orientaciones presentes tanto en la política promovida por los organismos internacionales, como en la política del país, destacando como en unos y otros se fortalecen unas prácticas de gobierno flexible, adaptativo y pragmático, que también abren el espacio a las fisuras y a las fugas: de un lado, con la promoción de la capacidad de agencia, y de otro, con los escenarios que generan apertura a través del impulso a la modulación y la automodulación.
Para ilustrar las dinámicas de fortalecimiento de las nuevas formas de gestión del capital humano, se muestran algunos de los efectos producidos por estas estrategias de gobierno presentes en la educación superior, particularmente en términos de la jerarquización, estratificación y desigualdad que se derivan de ciertos programas específicos de regulación social generados desde las políticas educativas agenciadas en nuestro país.
Desde la perspectiva analítica configurada, se suscitan otras problematizaciones: ¿cómo operan los saberes que promueven estas formas de gestión que crean marcos de acción para impulsar el papel activo y flexible de sectores, instituciones, agentes, a favor de finalidades que mercantilizan toda productividad humana? ¿Qué efectos se están generando en los contextos educativos, a propósito de la constante incitación a la adscripción a estos discursos que buscan valorizar el capital humano? ¿Se configuran otras racionalidades desde saberes y campos de conocimiento que interpelan la lógica mercantil desde la cooperación intelectual productiva y a favor de un aprovechamiento compartido de aquellos comunes que ha construido la humanidad?
Estos interrogantes dan cuenta de la perspectiva de asumir las competencias como tecnología: la comprensión de este campo discursivo supone reconocer cómo éste participa de procesos de regulación social que dan lugar, no sólo a una producción académica y científica, sino también política y económica, e incluso reflexiones de carácter ético y moral, desde las cuales se argumenta tanto la necesidad de configurar nuevas subjetividades, como la reorientación de las instituciones a favor de ampliar los alcances de la expansión y la productividad de las capacidades cognitivas, comunicativas y cooperativas.
En tal sentido, destacamos que asistimos a un afinamiento de la performatividad, que consiste en la ampliación y extensión a diversos órdenes y distintas prácticas. De hecho, las políticas hoy nos impelen no sólo a formar y desarrollar competencias, sino también a establecer mecanismos de medición, transferibilidad, comparación, estandarización, certificación y normalización de competencias. A través de estas prácticas, consecuentemente, se pretende fijar los niveles de calidad, establecer múltiples posibilidades de comparabilidad, definir las opciones de movilidad y estimular la competitividad a partir de las posibilidades de ubicar, diferenciar y jerarquizar –sujetos, instituciones, programas y sistemas educativos. Los efectos más visibles se traducen en una marcada diferenciación de oportunidades de seguir participando en el juego, según la ubicación que se genere en los distintos niveles de las escalas y rankings con los que hoy se definen los parámetros de la performatividad.


5. Los procesos de recontextualización de la noción de competencia en la educación: formas activas y pendulares de actualización de dispositivos. (Noviembre 12)

Teniendo en cuenta que las tecnologías y los dispositivos se configuran y sustentan en un régimen de verdad que le da su fundamento, asumimos que en los discursos y prácticas que le dan consistencia y sostenibilidad a las competencias como organizadoras de la formación, también es posible identificar tanto las opciones de cierre o de apertura de estos dispositivos, como el “margen de maniobra” de esta tecnología.
En esta dirección la noción de recontextualización resultó pertinente para comprender el tipo de transformaciones -teoría, métodos, conceptos y prácticas- que se han generado en el campo de producción discursiva en el proceso de desplazamiento hacia el campo de reproducción discursiva. Es claro que la noción de recontextualización precisamente nos permite dilucidar el tipo de transformaciones que afectan tanto la forma, como el contenido del discurso y de la práctica, que se generan en este proceso de desplazamiento.
En esta dirección y usando la metáfora pendular, se identifican oscilaciones y diversos desplazamientos que se promueven en los procesos de recontextualización de la noción de competencia y que relacionamos en las distintas modalidades que adopta en cada momento las prácticas de gobierno; ya sea por la mayor adecuación a esta gubernamentalidad dinámica, pragmática y flexible, cuya racionalidad busca encontrar la justa medida en las formas de gobierno; ya sea por una mayor cercanía con los dispositivos disciplinares y aquella racionalidad que busca prohibir, limitar, acotar o prescribir. Pero también identificamos otros movimientos, en los que hemos situado los antagonismos y las luchas, que se relacionaría con los esfuerzos que nos propone Agamben (2011) de profanación, que conducirían a liberar aquello que ha sido capturado y separado por los dispositivos para devolverlo a un posible uso común; o en un menor nivel de alcance pero igualmente importante, desde un uso estratégico de las condiciones creadas y/o requeridas por estas formas de gobierno social que pretenden capturar o expropiar la riqueza común producida autónoma y socialmente.
Desde esta metáfora se leen las estrategias que se usan en los modos en que se recontextualiza esta noción en algunas experiencias de un grupo de programas de tres universidades, con el fin de identificar los diversos movimientos que se producen desde el agenciamiento de ciertas orientaciones, algunas de ellas a través del discurso oficial, pero también aquellas que se configuran con los distanciamientos o con las reorientaciones que los actores movilizan en ciertos espacios educativos; teniendo presente, por supuesto, la visión de coexistencia –y no de exclusividad o de independencia– de estas tecnologías en el cuerpo social. Los cuatro movimientos que se caracterizan en esta coyuntura de emergencia de las competencias en la educación son:

- El retorno y actualización de dispositivos disciplinares
- La coexistencia de dispositivos
- La apertura de dispositivos
- El movimiento que abre los dispositivos a favor de la expansión y democratización del común.

La pertinencia actual de estos análisis estriba, justamente, en comprender de qué se trata la crisis de gubernamentalidad actual y qué tipo de transformaciones e intervenciones del “arte liberal de gobernar” (Foucault, 2007) ella ha suscitado, particularmente en el terreno de la educación. Desde esta perspectiva se reconoce la articulación problemática de relaciones de poder múltiples y heterogéneas, en la que los sujetos, si bien participan de estos ejercicios de poder, que son clausurados desde ciertos dispositivos y están insertos en dinámicas de integración generadas por las instituciones –homogeneización o captura– y diferenciación –reproducción de dualismos, estratificación– que reprimen y condicionan la multiplicidad; también configuran diversas modalidades de contraconducta: son potencia de invención y poder constituyente.

Referencias:

Agamben, G. (2011). ¿Qué es un dispositivo? En Revista Sociológica, año 26, n. 73, pp. 249 – 264, mayo -agosto. Fuentes Rionda, R. (Trad.) Recuperado de http://www.revistasociologica.com.mx/pdf/7310.pdf
Bernstein, B. (1998). Pedagogía, control simbólico e identidad. Madrid: Morata.
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Deleuze, G. (1995). ¿Qué es un dispositivo? En: Michel Foucault, filósofo. Varios autores. Barcelona: Gedisa Editorial.
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Díaz, O.C. Las competencias como tecnologías de gobierno neoliberal: consentimientos y contraconductas en la educación superior”. Tesis Doctoral no publicada. 2013.
Foucault, M. (1990). Vigilar y castigar. México: Siglo XXI.
_______. (1991a). El sujeto y el poder. Bogotá: CARPE DIEM ediciones.
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Galcerán, M. (2007). Reflexiones sobre la reforma de la Universidad en el capitalismo cognitivo. Revista Nómadas (Bogotá), n. 27, 86–97.
Hardt, M. y Negri, A. 2009). Commonwealth. El proyecto de una revolución del común. Madrid: Akal, Cuestiones de Antagonismo.
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Lyotard, F. (1984). La Condición Postmoderna: Informe sobre el Saber. Madrid: Cátedra.
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Múnera, L. (2007). La universidad en el siglo XXI. Tres Fragmentos. En: Debate sobre la Educación Superior. Bogotá: Planeta Paz. Recuperado de www.planetapaz.org
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Veyne, P. (1984). Foucault revoluciona la historia. En: Cómo se escribe la historia. Madrid: Alianza.




[1] Este curso contará con el acompañamiento del profesor Carlos E. Ordóñez y con tres investigadores comentaristas invitados: Profesores Luis Fernando Marín, Mario Díaz y Alejandro Álvarez.
[2] Esta relación entre política y economía –considerada por Foucault (2007) como bipolar disimétrica– será una inscripción en lo real que no funciona como una ideología, un error o una ilusión –distanciándose con ello de las visiones marxistas– sino una racionalidad que se va consolidando a través de unos saberes –especialmente la economía política– que le van a dar su fundamento.
[3] Este nuevo arte neoliberal de gobernar plantea, un gobierno social y el inmenso poder de su racionalidad, destaca Foucault (2007), no puede reducirse a ser etiquetado como “enemigo de lo social”; ni de una irracionalidad estatal, pues lo que ha ocurrido desde finales de la década del 70 es todo lo contrario: el Estado empieza a ser articulado con una racionalidad externa que cuenta con fines, medios técnicos y estrategias de gobierno distintas a las del Estado de bienestar.
[4] La noción de performatividad alude a la perspectiva crítica señalada por Lyotard (1984) según la cual el saber se convierte en una de las principales fuerzas de producción y acumulación a partir de la optimización de las actuaciones de los sistemas sociales y la eficiencia mensurable en las relaciones input/output: se busca simultáneamente incrementar el output (informaciones o modificaciones obtenidas) y disminuir del input (energía gastada). Esta búsqueda de la mejor relación entre input/output, nos aclara el autor, contemporáneamente se basa en lograr incrementar el poder desde la nueva ecuación que se establece entre riqueza, eficiencia y verdad, que forma parte de la lógica del capitalismo y afecta tanto a la investigación como a la formación y a las instituciones de educación superior.