FACULTAD DE EDUCACIÓN
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN
Curso Magistral: “Las competencias en el contexto de
la gubernamentalidad neoliberal”
Olga Cecilia Díaz
Flórez[1]
Miércoles
(5 – 8 p.m.)
El curso
magistral se organiza en relación con los desarrollos de la tesis doctoral “Las competencias como tecnología de gobierno
neoliberal: consentimientos y contraconductas en la educación superior”
(Díaz, 2013).
El interrogante
organizador del curso magistral es el contexto histórico en el que el discurso
de las competencias se asumen como problemas y aparecen como objetos de
pensamiento que dan lugar a tecnologías o programas específicos de regulación
social y por ende van configurando regímenes de verdad –veridicción y
jurisdicción– en el marco de una gubernamentalidad que enfrenta diversas
actualizaciones.
El objetivo
central del conjunto de conferencias es tematizar y analizar el ejercicio de
gobierno que contemporáneamente se promueve en el campo de la educación
superior, particularmente desde las prácticas discursivas promovidas por las
políticas sociales y educativas; a la vez que identificar las afectaciones y
oscilaciones que estas estrategias de gobierno producen desde los
consentimientos, adecuaciones, adaptaciones, acomodaciones y, en general, el
tipo de agenciamientos moduladores de la subjetividad que se configuran desde
las recontextualizaciones del discurso de las competencias, así como las
expresiones de los antagonismos y contraconductas que son promovidas en las
luchas de los actores y las comunidades educativas.
Así, desde la
investigación que se presentará en esta cátedra se buscó, por una parte, reconocer
la manera cómo se actualiza y renueva una cierta racionalidad desde las
prácticas promovidas en el ámbito de los macropoderes, en particular aquellas
prácticas discursivas en torno a los cuales se va definiendo el imperativo de
la formación del capital humano y del ser competente; e igualmente, tematizar
aquellas prácticas discursivas que en calidad de micropoderes configuran los
consentimientos o las contraconductas que intentar subvertir este orden
discursivo que se pretende generalizar. A través de ellas, se reconocen
diversas maneras de asumir los modos de gobierno contemporáneos, en las que los
sujetos siguen actualizando heterogéneas formas de ejercicio de poder frente a
las maneras como queremos/podemos ser conducidos, y conducirnos a nosotros
mismos. Al asumir las competencias como tecnología, se destaca el carácter
estratégico de las prácticas discursivas que las han promovido en el campo de
la educación, es decir, el modo en que éstas operan en el interior de un
entramado de relaciones de poder. Por ende, en tanto una de las tecnologías que
ha cobrado mayor relevancia como eje articulador de las políticas, se asume que
se configuran como medios calculados a través de los cuales se aspira a cumplir
determinados fines u objetivos, ya no sólo en la educación sino en la vida
social y personal.
Desde una
perspectiva general, el abordaje de estas problematizaciones se vinculó con
entender ¿cuáles son las características de la racionalidad política que se ha
configurado históricamente, que se ha renovado y que en la actualidad se
privilegia en las políticas sociales y educativas? ¿Qué lugar ocupa la
educación y la universidad en esta racionalidad? las prácticas discursivas de
las competencias ¿cómo se articulan a estas orientaciones?
Las conferencias
a desarrollar son las siguientes:
1. La gubernamentalidad neoliberal: las formas de
gobierno individualizante y sus transformaciones. (Agosto 20)
En ella caracterizaré históricamente dos dinámicas, desde la novedosa lectura histórica que nos ofreció Foucault
(2007) en el “Nacimiento de la
biopolítica”: El proceso de constitución de la gubernamentalidad liberal y
la crisis del liberalismo y su renovación neoliberal.
En esta primera
conferencia me interesa situar las propiedades de esa racionalidad liberal que
fue configurada desde el siglo XVIII, y que obedece a la necesidad de responder
a cierto tipo de problemas relacionados con fenómenos propios de la población:
salud, higiene, natalidad, longevidad, razas, educación. Tales problemas van a
ser condensados en lo que el Foucault denominará gubernamentalidad liberal,
como nueva razón que se orienta a “regir la conducta de los hombres en un marco
y con instrumentos estatales” (2007, p. 360). Lo característico de este arte
liberal de gobernar –y ahí radicará su novedad– es que actúa con la regla
interna de economía máxima, cuyo principio central será “siempre se gobierna
demasiado”.
Este nuevo
tema-programa no opera en el contexto de un proyecto de sociedad enteramente
disciplinaria y normalizadora, que excluya lo no normalizable; por el
contrario, se caracteriza por la optimización de los sistemas de diferencias
que dejan libre el campo a los procesos oscilatorios, en los que se concede
tolerancia tanto a los individuos como a las prácticas minoritarias, y en los
que la acción no recae sobre los participantes del juego, sino sobre las reglas
del juego; por ende, las intervenciones no son “del tipo de la sujeción interna
de los individuos, sino de tipo ambiental (Foucault, 2007, p. 303). El liberalismo
se configura así como un “instrumento crítico de la realidad” –lo cual explica
para el autor sus recurrencias y su polimorfismo– que ha logrado mantener una
asimetría en las relaciones políticas y económicas[2].
No sólo busca encontrar la “justa medida” que haga posible la competencia –entre
Estados y entre sujetos– sino también el mantenimiento de unas regularidades, a
partir de la reflexión sobre sus propias prácticas, y cuyo criterio central no
es su condición de legitimidad/ilegitimidad, sino su capacidad de éxito o
fracaso –filosofía utilitarista que desde el siglo XIX engloba y define los
límites del poder público.
Las nuevas
acciones de este renovado estilo de gobierno, se centran en crear una
estructura competitiva que garantice la regulación económica sin el
intervencionismo estatal. Estas acciones ya no son directas sobre la economía
–como hizo el Estado de bienestar– sino que son reguladoras y ordenadoras, en
tanto buscan crear condiciones a priori
para garantizar el buen funcionamiento del mercado, y por ende actúan sobre los
ámbitos estructurales que funcionan como condición de posibilidad para una
economía de libre mercado. La intervención gubernamental se centra en una
política de marco formulada por los ordoliberales: “población, técnicas,
aprendizaje y educación, régimen jurídico, disponibilidad de tierras, clima”
(Foucault, 2007, p. 174); elementos no directamente económicos sobre los cuales
se debe intervenir, pues son las condiciones en las cuales será posible
hacerlas funcionar como y en un mercado[3].
Este programa
neoliberal se completa con la intervención
en la política social que se hace equivalente
a crecimiento económico, distanciándose de los principios formulados por la
economía de bienestar, considerando que ésta no debe orientarse a compensar los
efectos de los procesos económicos, pues la regulación económica no se logra a
través de la igualación, sino a través de un juego de diferenciaciones propio
de cualquier mecanismo de competencia. Su función es permitir que el juego
económico sea el regulador general de la sociedad, que busca ya no garantizar
el mantenimiento de un poder adquisitivo, sino un mínimo vital a quienes no
pueden asegurar sus condiciones de existencia.
Estas nuevas
intervenciones gubernamentales no son menos activas, densas, frecuentes o
continuas que en otras formas de gobierno, sino que cambia su punto de
aplicación: no centrada en intervenir sobre los efectos del mercado, sino en la
constitución de un regulador de mercado
general sobre la sociedad. Se procura así obtener no “una sociedad sometida
al efecto mercancía, sino una sociedad sometida a la dinámica competitiva. No
una sociedad de supermercado: una
sociedad de empresa” (Foucault, 2007 p. 182). Y con esta expansión de la
empresa se va a producir la proliferación de “los centros de formación de algo
semejante a una empresa” (Ibíd., p. 187) que va a requerir y demandar una
multiplicidad de instituciones judiciales y de arbitrajes jurídicos. Sociedad
judicial y sociedad ajustada a la empresa, se constituyen así en las dos caras
de este arte neoliberal de gobernar.
2. Actualizaciones y expansiones del gobierno neoliberal
en la contemporaneidad y sus afectaciones en la Educación Superior. (Septiembre 10)
Con Foucault
asumimos que el neoliberalismo no es simplemente una renovación del liberalismo
económico, sino un arte de gobernar, producto de un régimen de verdad y una
serie de contingencias que crearon sus condiciones de posibilidad, expansión y
consenso, el cual se caracteriza por unas maneras de dirigir las conductas en
el marco de unas formas de administrar la libertad y de configurar nuestro ser
individual y social. El autor nos ubicó, precisamente, en la racionalidad
política que se fue constituyendo a través de un conjunto de prácticas del
ejercicio del gobierno, basadas en la autocrítica tanto de los medios como de
los efectos, sus posibilidades y la legitimidad misma de su proyecto, que justifiquen
la existencia del Estado y sus formas de relación con la sociedad.
Y atendiendo al
carácter de instrumento crítico de la realidad, el liberalismo se ha procurado
reformar, racionalizar, ajustar a través de la transformación, adecuación e
incluso, disminución de sus pretensiones. Desde mediados del siglo XX logró su
actualización a través del neoliberalismo alemán, francés y norteamericano y
más recientemente, ha enfrentado nuevas crisis que se intentan resolver a
través de diversas estrategias.
Desde la
concepción de la crisis, se opta por reconocer el juego
constituido-constituyente, que inspira la construcción de estos análisis: las
crisis de las prácticas de gobierno hacen posible tanto la cualificación de las
modalidades de conducción existentes, como la configuración y expresión de
subjetividades desobedientes; contraconductas que, al decir de Hardt y Negri
(2009), surgen en la “necesidad de instituir y gestionar un mundo de riqueza
común, concentrándonos en y expandiendo nuestras capacidades de producción
colectiva y autogobierno” (p. 15).
La pertinencia
de situar estas lecturas sobre las mutaciones del neoliberalismo, se vincula de
una parte, con dotar de sentido el análisis sobre las nuevas regulaciones y
prácticas que en la actualidad se agencian en la educación superior y la
universidad, especialmente desde la manera como se concibe la relación entre
educación y trabajo, y con ella, los tipos de constitución de subjetividad en
que se pretende encauzar a los agentes educativos desde distintas prácticas de
formación. De otra parte, también interesa reconocer como en las formas
contemporáneas de producción y acumulación capitalista que intentan
sistemáticamente capturar y privatizar los recursos y la riqueza, también se
hace posible, e incluso se demanda, la expansión de lo común. El uso de este
potencial de creación individual y colectiva, se puede ver fortalecido en dos
vías: tanto ampliando los márgenes de libertad, como favoreciendo el acceso
abierto a lo común, especialmente en sus modalidades comunicativas y sociales:
redes, bancos de información, circuitos educativos y culturales. En esta
condición dual estriba también el carácter de lo que significa un dispositivo,
tal como lo dilucidó Deleuze (1995) releyendo la obra de Foucault: “las diferentes
líneas de un dispositivo se reparten en dos grupos, líneas de estratificación o
de sedimentación y líneas de actualización o de creatividad”. (p. 161)
3. Transformaciones en las políticas sociales y
educativas: estrategias flexibles para fortalecer las prácticas neoliberales de
gobierno (Octubre 1)
En esta
conferencia intento ofrecer algunos elementos de análisis frente a las preguntas
más generales en que nos centró la obra de Foucault: ¿Qué significa gobernar
eficazmente la conducta de otros? ¿Qué medios técnicos han de aplicarse
razonadamente para que las personas se comporten de acuerdo con unos objetivos
trazados de antemano?
- De las respuestas únicas al pragmatismo experimental y
heterogéneo: enfoques amistosos con el mercado
- Las prácticas de gobierno flexibles: marcos optativos y
vías diferenciadas para lograr los objetivos
- La adaptación al cambio en las regulaciones de las
políticas en la educación superior: “menús a la medida”
- Políticas para
la educación superior colombiana: programación
flexible y de gestión de riesgos orientada a sostener el
nivel del juego alcanzado
A través de esta caracterización histórica se tematizan las
transformaciones impulsadas en el campo social y educativo, a partir de la
identificación de los discursos que dan forma a una manera particular de asumir
estas intervenciones gubernamentales que buscan encontrar su “justa medida”,
transitando de un énfasis en el consenso y en la eficacia de las
intervenciones, a un pragmatismo gradual y heterogéneo que privilegia las
estrategias “amistosas con el mercado”. Tales orientaciones son discriminadas
para el campo de la educación y la educación superior, destacando las
características principales de estas regulaciones: su acento en la adaptación
al cambio a partir de un menú de “opciones deseables”; la preocupación por
lograr que los sujetos mantengan el nivel del juego alcanzado; y, en el que se
promueve el autogobierno, basado en prácticas flexibles que simulan la
conquista de mayores niveles de autonomía, y, que opera en el marco de un
principio central “el mercado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde
sea necesario”.
4. Las competencias en la educación superior: tecnologías
de gobierno para la gestión de la capacidad de agencia. (Octubre 22)
En esta conferencia
se profundiza en los cambios en las reglas del saber, a través de la
performatividad[4]
en la cual se instala y afina el discurso de las competencias y en el lugar
atribuido a este discurso; se identifican conjuntos de orientaciones presentes
tanto en la política promovida por los organismos internacionales, como en la
política del país, destacando como en unos y otros se fortalecen unas prácticas
de gobierno flexible, adaptativo y pragmático, que también abren el espacio a
las fisuras y a las fugas: de un lado, con la promoción de la capacidad de
agencia, y de otro, con los escenarios que generan apertura a través del
impulso a la modulación y la automodulación.
Para ilustrar
las dinámicas de fortalecimiento de las nuevas formas de gestión del capital
humano, se muestran algunos de los efectos producidos por estas estrategias de
gobierno presentes en la educación superior, particularmente en términos de la
jerarquización, estratificación y desigualdad que se derivan de ciertos
programas específicos de regulación social generados desde las políticas
educativas agenciadas en nuestro país.
Desde la
perspectiva analítica configurada, se suscitan otras problematizaciones: ¿cómo operan los saberes que promueven
estas formas de gestión que crean marcos de acción para impulsar el papel
activo y flexible de sectores, instituciones, agentes, a favor de finalidades
que mercantilizan toda productividad humana? ¿Qué efectos se están generando en los contextos educativos, a
propósito de la constante incitación a la adscripción a estos discursos que
buscan valorizar el capital humano? ¿Se
configuran otras racionalidades desde saberes y campos de conocimiento que
interpelan la lógica mercantil desde la cooperación intelectual productiva y
a favor de un aprovechamiento compartido de aquellos comunes que ha construido
la humanidad?
Estos
interrogantes dan cuenta de la perspectiva de asumir las competencias como
tecnología: la comprensión de este campo discursivo supone reconocer cómo
éste participa de procesos de regulación social que dan lugar, no sólo a una
producción académica y científica, sino también política y económica, e incluso
reflexiones de carácter ético y moral, desde las cuales se argumenta tanto la
necesidad de configurar nuevas subjetividades, como la reorientación de las
instituciones a favor de ampliar los alcances de la expansión y la
productividad de las capacidades cognitivas, comunicativas y cooperativas.
En tal sentido,
destacamos que asistimos a un afinamiento
de la performatividad, que consiste en la ampliación y extensión a diversos
órdenes y distintas prácticas. De hecho, las políticas hoy nos impelen no sólo
a formar y desarrollar competencias, sino también a establecer mecanismos de
medición, transferibilidad, comparación, estandarización, certificación y
normalización de competencias. A través de estas prácticas, consecuentemente,
se pretende fijar los niveles de calidad, establecer múltiples posibilidades de
comparabilidad, definir las opciones de movilidad y estimular la competitividad
a partir de las posibilidades de ubicar, diferenciar y jerarquizar –sujetos,
instituciones, programas y sistemas educativos. Los efectos más visibles se
traducen en una marcada diferenciación de oportunidades de seguir participando
en el juego, según la ubicación que se genere en los distintos niveles de las
escalas y rankings con los que hoy se definen los parámetros de la
performatividad.
5. Los procesos de recontextualización de la noción de
competencia en la educación: formas activas y pendulares de actualización de
dispositivos. (Noviembre 12)
Teniendo en
cuenta que las tecnologías y los dispositivos se configuran y sustentan en un
régimen de verdad que le da su fundamento, asumimos que en los discursos y
prácticas que le dan consistencia y sostenibilidad a las competencias como
organizadoras de la formación, también es posible identificar tanto las
opciones de cierre o de apertura de estos dispositivos, como el “margen de
maniobra” de esta tecnología.
En esta
dirección la noción de recontextualización resultó pertinente para comprender
el tipo de transformaciones -teoría, métodos, conceptos y prácticas- que se han
generado en el campo de producción
discursiva en el proceso de desplazamiento hacia el campo de reproducción discursiva. Es claro que la
noción de recontextualización precisamente nos permite dilucidar el tipo de
transformaciones que afectan tanto la forma, como el contenido del discurso y
de la práctica, que se generan en este proceso de desplazamiento.
En esta
dirección y usando la metáfora pendular, se identifican oscilaciones y diversos
desplazamientos que se promueven en los procesos de recontextualización de la
noción de competencia y que relacionamos en las distintas modalidades que
adopta en cada momento las prácticas de gobierno; ya sea por la mayor
adecuación a esta gubernamentalidad dinámica, pragmática y flexible, cuya
racionalidad busca encontrar la justa medida en las formas de gobierno; ya sea
por una mayor cercanía con los dispositivos disciplinares y aquella
racionalidad que busca prohibir, limitar, acotar o
prescribir. Pero también identificamos otros movimientos, en los que hemos
situado los antagonismos y las luchas, que se relacionaría con los esfuerzos
que nos propone Agamben (2011) de profanación, que conducirían a liberar
aquello que ha sido capturado y separado por los dispositivos para devolverlo a
un posible uso común; o en un menor nivel de alcance pero igualmente
importante, desde un uso estratégico de las condiciones creadas y/o requeridas
por estas formas de gobierno social que pretenden capturar o expropiar la riqueza común producida
autónoma y socialmente.
Desde esta
metáfora se leen las estrategias que se usan en los modos en que se
recontextualiza esta noción en algunas experiencias de un grupo de programas de
tres universidades, con el fin de identificar los diversos movimientos que se
producen desde el agenciamiento de ciertas orientaciones, algunas de ellas a
través del discurso oficial, pero también aquellas que se configuran con los
distanciamientos o con las reorientaciones que los actores movilizan en ciertos
espacios educativos; teniendo presente, por supuesto, la visión de coexistencia
–y no de exclusividad o de independencia– de estas tecnologías en el cuerpo
social. Los cuatro movimientos que se caracterizan en esta coyuntura de
emergencia de las competencias en la educación son:
- El retorno y
actualización de dispositivos disciplinares
- La
coexistencia de dispositivos
- La apertura de
dispositivos
- El movimiento
que abre los dispositivos a favor de la expansión y democratización del común.
La pertinencia
actual de estos análisis estriba, justamente, en comprender de qué se trata la
crisis de gubernamentalidad actual y qué tipo de transformaciones e
intervenciones del “arte liberal de gobernar” (Foucault, 2007) ella ha
suscitado, particularmente en el terreno de la educación. Desde esta
perspectiva se reconoce la articulación problemática de relaciones de poder
múltiples y heterogéneas, en la que los sujetos, si bien participan de estos
ejercicios de poder, que son clausurados desde ciertos dispositivos y están
insertos en dinámicas de integración generadas por las instituciones
–homogeneización o captura– y diferenciación –reproducción de dualismos,
estratificación– que reprimen y condicionan la multiplicidad; también
configuran diversas modalidades de contraconducta: son potencia de invención y
poder constituyente.
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revoluciona la historia. En: Cómo se
escribe la historia. Madrid: Alianza.
[1] Este curso contará con el acompañamiento del profesor Carlos E.
Ordóñez y con tres investigadores comentaristas invitados: Profesores Luis
Fernando Marín, Mario Díaz y Alejandro Álvarez.
[2] Esta relación entre política y economía –considerada por Foucault (2007)
como bipolar disimétrica– será una inscripción en lo real que no funciona como
una ideología, un error o una ilusión –distanciándose con ello de las visiones marxistas–
sino una racionalidad que se va consolidando a través de unos saberes
–especialmente la economía política– que le van a dar su fundamento.
[3] Este nuevo arte neoliberal de
gobernar plantea, un gobierno social y el inmenso poder de
su racionalidad, destaca Foucault (2007), no puede reducirse a ser etiquetado
como “enemigo de lo social”; ni de una irracionalidad estatal, pues lo que ha ocurrido desde
finales de la década del 70 es todo lo contrario: el Estado empieza a ser
articulado con una racionalidad externa que cuenta con fines, medios técnicos y
estrategias de gobierno distintas a las del Estado de bienestar.
[4] La noción de performatividad alude a la perspectiva
crítica señalada por Lyotard (1984) según la cual el saber se convierte en una
de las principales fuerzas de producción y acumulación a partir de la
optimización de las actuaciones de los sistemas sociales y la eficiencia
mensurable en las relaciones input/output: se busca simultáneamente incrementar
el output (informaciones o modificaciones obtenidas) y disminuir del input
(energía gastada). Esta búsqueda de la mejor relación entre input/output, nos
aclara el autor, contemporáneamente se basa en lograr incrementar el poder
desde la nueva ecuación que se establece entre riqueza, eficiencia y verdad,
que forma parte de la lógica del capitalismo y afecta tanto a la investigación
como a la formación y a las instituciones de educación superior.