sábado, 2 de marzo de 2013

Primera conferencia

Ancízar Narváez M.


Capitalismo y modernización cultural en Colombia

La modernización


El título de esta primera presentación podría ser en realidad el título de todo el curso. El tema parece agotado, pero algunos nuevos puntos de vista coinciden en que los procesos de modernización no son una evolución progresiva, sino procesos emergentes (Martínez Boom, 2010); o en que hay más rupturas que continuidades, o en que no son tan necesarios como contingentes.

Yo quisiera poner los problemas de la modernización cultural en términos recurrentes, mostrando continuidades allí donde suelen verse rupturas –y viceversa-, como un asunto de estructura cuyo movimiento es, en lo básico, más pendular que lineal, entre dos matrices culturales que permanecen y que no se superan la una a la otra: para simplificar, una matriz oral-icónica y narrativa, por un lado,  y una matriz alfabética y argumentativa, por otro (Cfr. Bruner, 2000; Martín-Barbero, 2003). De estas matrices es que se derivan las que en la jerga académica conocemos como culturas populares las primeras y cultura occidental la segunda, denominaciones que obedecen a una nomenclatura extra comunicativa y, por tanto, tratarán de ser superadas en esta disertación.

Aunque en el título aparecen muchas categorías en juego, se trata de un mismo y único proceso articulado por diferentes fenómenos en diferentes momentos. En efecto, nociones como cultura, modernidad, educación, nación y Estado son recurrentes en las discusiones contemporáneas sobre educación y comunicación. Lo es menos la que para mí es la característica central de la época: el capitalismo.

Pero vista así, esta no pasaría de ser más que una reorganización del problema en torno a otro fenómeno. Aquí sin embargo lo que importa es la jerarquía de las categorías, los niveles de abstracción a los que corresponde cada una. Para ello propongo asumir la siguiente secuencia: cultura, cultura occidental, capitalismo, modernidad-modernización, educación. Esto puede resultar decepcionante, pues tiene varias implicaciones en la forma de razonar y, por qué no, de conocer. Significa que ni el capitalismo ni la técnica crean una cultura ni una educación sino justamente todo lo contrario: una cultura ha creado una técnica (industrialización), una política y una ideología (modernidad), una ética (capitalismo) y una institucionalidad para la cultura (educación).

La cultura


Desde el punto de vista comunicativo, es necesario marcar una primera distancia con las nociones en uso sobre “la cultura”. No me interesa discutir la validez de las diferentes maneras de usar el concepto (porque tampoco hay una construcción explícita), sino dejar claro cómo se entiende y se usa aquí “la cultura” como categoría, pero sobre todo cómo no se usa.

1.      Las culturas no se definen ni se diferencian por la técnica. Por tanto, para efectos comunicativos, las culturas no son ni digitales ni analógicas. La única comunicación analógica es la comunicación animal, aquella que no tiene respuestas diferidas sino genéticas y, por tanto, no están mediadas ni mediatizadas. En cambio la comunicación humana se basa en respuestas interpretativas, esto es, mediadas por el lenguaje y la cultura, por el significado y, por tanto, diferidas. En consecuencia, toda comunicación humana, al ser mediada culturalmente, es digital (Watzlawick, 1994). La tecnología digital electrónica, al contrario, es un producto cultural, procedente de alguna cultura, y toda cultura es, en principio, susceptible de tecnificar y de ‘digitalizar’.
2.      Una de esas formas de tecnificación es la virtualización electrónica. La virtualización es por tanto una técnica, no una cultura. En consecuencia, tampoco las culturas se definen ni se diferencian entre sí por ser virtuales o materiales. Todas las culturas, como sistemas sintáctico-semánticos, son virtuales, es decir, contienen en potencia (virtualmente) todos los posibles casos (actualizaciones).
3.      Las culturas no se definen ni se diferencian por la institucionalización. Por tanto, las culturas no son ni escolares ni mediáticas por naturaleza. Estas nomenclaturas son un producto del Estado-nación y del Capitalismo y, por tanto, de lo que llamamos esfera pública y modernidad.
4.      Las culturas no se diferencian ni se definen por su carácter comercial o educativo. Toda cultura puede ser comercializada si tiene demanda; toda cultura educa en el sentido de que toda educación es un proceso de enculturación.
5.      Las culturas no se definen ni se diferencian por los sectores sociales que las apropian o las producen. No son de élite ni populares; ni femeninas ni masculinas; ni propias ni ajenas; ni blancas ni negras o indígenas; ni criollas ni españolas; ni del norte ni del sur; ni juveniles ni adultas. Todo sujeto está en principio en capacidad de adquirir cualquier cultura; ningún  sujeto está en principio incapacitado para ninguna cultura. Cuando se habla aquí de cultura occidental y cultura popular se hace para mantener los términos convencionales más o menos aceptados por todos en la academia, pero no como caracterización comunicativa de las culturas.
6.      Las culturas sí se definen y se diferencian: a) por sus códigos, esto es, si son alfabéticas u oral-icónicas; b) por su discursividad, o sea, si son narrativas o argumentativas; y c) por su forma de aprendizaje y transmisión, esto es, si son gramaticalizadas o textualizadas.

En consecuencia, cualquier cultura puede ser apropiada por cualquier sujeto o grupo social, puede ser institucionalizada por cualquier sociedad o Estado, puede ser comercializada en cualquier mercado en cuanto éste exista, o sea, en cuanto haya consumidores competentes; y puede ser fijada, almacenada, transmitida, difundida, etc., por medio de cualquier tecnología.

Pero, por otro lado, una cultura gramaticalizada no se puede aprender ni se puede transmitir de manera textualizada; una cultura argumentativa no se puede aprender ni se puede transmitir de manera narrativa; y finalmente, la cultura alfabética no se puede aprender ni se puede transmitir por medios oral-icónicos. Esto tiene consecuencias en la modernización cultural y educativa más profundas de lo que queremos admitir.

La modernización cultural


Finalmente, no se asume la existencia de una ‘Cultura moderna’(Cfr. Frith, 2000, pp. 204-205), sino que, a cambio, se sostiene que tanto la cultura oral-icónica como la cultura alfabética, se modernizan en varios sentidos. La modernización culturalse entiende como el proceso específicamente capitalista que conduce de la cultura popular a la cultura mediática y de la cultura alfabética occidental a la cultura escolar; y a la institucionalización de la primera en los sistemas nacionales de radiodifusión y de la segunda en los sistemas nacionales de educación, para llegar finalmente a la industrialización y la mercantilización total de ambas como campos de operación del capital, esto es, al Capitalismo Cultural, como se expresa en el siguiente esquema:

Proceso de modernización cultural


Modernización
cultural
Tecnificación
Mediatización
Industrialización


Secularización
Masificación
Nacionalización
Institucionalización

Mercantilización
Capitalismo
cultural

Fuente: Elaboración del autor

La modernización es entonces la manera ideológica de nombrar el ingreso del capitalismo en la sociedad y en la cultura.

Bibliografía


Bruner, Jerome (2000). La educación, puerta de la cultura. Madrid: Visor.
Eco, Umberto (1995). Tratado de semiótica general. Barcelona: Lumen, 5ª edición.
Frith, Simon (2000). “Entertainment”. En: Curran, James and Gurevitch, Michael. Mass Media and Society.London: Arnold.
Martín-Barbero, J. (2003). Oficio de cartógrafo. Travesías latinoamericanas de la comunicación en la cultura. Bogotá: Fce.
Martínez Boom, A. (2010). “Educación, Pedagogía, Maestro y Bicentenario”. En: Revista Colombiana de Educación, nº 59. Bogotá, Upn-Ciup.
Watzlawick, Paul (1994). “Estructura de la comunicación psicótica”. En: Winkin, Yves (Org.). La nueva comunicación. Barcelona: Kairós. pp. 247-264.